La dinámica, de simple ejecución, servía para bucear dentro de nuestro interior. Pablo, el psicólogo, nos hacía cuatro preguntas:
1. ¿Cómo te definirías?
2.¿Qué éxito destacarías en tu vida?
3.¿Qué te gustaría cambiar en tu vida?
4. ¿Qué persona consideras que es un referente en tu vida?
El turno de palabra se daba a través de un ovillo de lana que era lanzado de uno a otro, explicando previamente por qué elegíamos a esa persona para que siguiera hablando en esta dinámica.
Risas y lágrimas afloraron durante toda la sesión. Nos ayudó a reforzar nuestras relaciones y conocernos mejor los unos a los otros. Fue todo un éxito tanto para alumnos como para maestros.
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